La presidenta Dina Boluarte viajó al Vaticano para asistir a la misa de entronización del Papa León XIV y anunció que sostuvo una “audiencia extraordinaria” con el sumo pontífice. Sin embargo, imágenes oficiales revelaron que el encuentro duró apenas segundos y ocurrió en la sacristía, un espacio reservado para vestimentas litúrgicas, no para reuniones oficiales.
Pese a la polémica, la jefa de Estado mantuvo su silencio ante los medios, tal como ha hecho durante más de 200 días. Un periodista de RPP intentó obtener declaraciones en Roma, pero Boluarte evitó cualquier contacto y se retiró sin responder.
El contraste fue evidente. Mientras el presidente Zelenski fue recibido formalmente junto a su esposa en una oficina del Vaticano, Boluarte apareció en un espacio secundario y sin protocolo. Para muchos, esto deja en evidencia una exageración comunicacional por parte del Ejecutivo peruano y una falta de transparencia ante el país.