El gobierno de Dina Boluarte atraviesa su momento más frágil: según Ipsos, solo el 2% del país aprueba su gestión. En el norte, la cifra cae a 0%, una señal alarmante de desconexión total con la ciudadanía.
Expertos como Guillermo Loli advierten que el rechazo sostenido obedece a una percepción de inacción frente al crimen y la violencia. La masacre en la minera Poderosa ha sido un punto de quiebre en la región norte, donde la inseguridad crece sin respuestas claras del Estado.
Aunque Boluarte conserva la legalidad de su cargo, su falta de legitimidad complica cualquier intento por gobernar con estabilidad. Los bajos porcentajes en otras regiones —1% en el centro y 2% en el sur— confirman un deterioro profundo y un desafío sin precedentes para su gestión.