El hallazgo de 13 trabajadores mineros asesinados en Pataz, La Libertad, ha conmocionado al país y puesto nuevamente en evidencia la grave crisis de seguridad que se vive en varias regiones. Según denunciaron familiares, las víctimas —que laboraban en la Minera Poderosa— fueron encontradas atadas de pies y manos, desnudas y enterradas, en lo que sería una emboscada criminal aún no esclarecida.
Emilia Rospigliosi, hermana de una de las víctimas, rompió en llanto al contar que fue notificada por los compañeros de su hermano César, de 40 años. “Salió a trabajar por un futuro mejor para sus hijos, pero ya no regresó”, lamentó. La familia aún espera el traslado del cuerpo desde Trujillo, en medio de una profunda tristeza y desamparo.
Además del dolor, la indignación se hizo presente. Emilia y otros familiares acusaron al Gobierno de Dina Boluarte de mantenerse indiferente ante la inseguridad en zonas mineras. “No sabemos si salimos y regresamos a casa con vida”, reclamó. La masacre de Pataz refleja la urgente necesidad de medidas efectivas para frenar la violencia que sigue cobrando vidas inocentes.