Entre lágrimas, Miguel Ángel Requejo Astochado pidió disculpas en la audiencia donde se evalúa el pedido de prisión preventiva en su contra, tras estrellar su camioneta contra el restaurante El Charrúa, en La Molina. “Perdóneme, no estaba borracho. Perdí mis lentes, tengo alta medida… No sé qué pasó, solo entré”, expresó con voz entrecortada ante la jueza. Requejo alegó que tras una pelea con comensales perdió sus gafas y, desorientado, terminó impactando su vehículo sin intención de causar daño.
El empresario aseguró que no actuó con premeditación ni alevosía, y afirmó que se encontraba en estado de shock tras lo ocurrido. “Si hubiera querido hacer daño, los buscaba con el carro. Yo mantengo a mi familia, denme la oportunidad de resarcir el daño”, dijo, mientras su abogado defendía que su reacción fue producto de una agresión previa con tintes racistas. Según su versión, fue insultado como “serrano” antes de ser golpeado, hecho que habría desatado su conducta alterada.
Pese a sus argumentos, la fiscalía solicitó nueve meses de prisión preventiva por tentativa de homicidio calificado, omisión de socorro y daños a la propiedad. La fiscal Karen Cueva indicó que Requejo regresó en su auto con la intención de arrollar a los comensales, causando heridas y destrozos en el local. Testigos declararon que actuó de forma agresiva, exigió licor y amenazó a los presentes antes del impacto. La jueza deberá decidir si su llanto y arrepentimiento bastan frente a los graves cargos que enfrenta.