Por primera vez desde el inicio de la guerra, Ucrania lanzó un ataque con drones a más de 2.000 kilómetros dentro del territorio ruso, impactando una base aérea clave en Siberia. La ofensiva, llamada ‘Operación Telaraña’, dejó al menos 40 aeronaves rusas inoperativas y ha sido calificada por Zelensky como un «logro estratégico».
El ataque reveló una nueva capacidad táctica de Ucrania, que ahora puede golpear profundamente en territorio enemigo. Según el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), esta operación requirió más de un año de planificación, incluyendo vigilancia satelital y agentes encubiertos. El éxito del ataque ha dejado en evidencia la vulnerabilidad de la retaguardia rusa.
En respuesta, Vladímir Putin acusó a Ucrania de «cruzar una línea roja» y ordenó un contraataque sobre Dnipró, mientras promete una reacción “contundente y sostenida”. El mundo observa con tensión este giro en la guerra, que marca un nuevo nivel de confrontación directa entre ambas naciones.